Actividad Cuatro
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La Luna
La Luna, ese misterioso satélite que ilumina nuestros cielos nocturnos, se convierte en un intrigante objeto de estudio cuando indagamos en su complejidad geológica, su influencia en las mareas y sus fases cambiantes.
La Luna, que acompaña a la Tierra en su órbita, es un satélite natural de características únicas. Su tamaño relativo es sorprendentemente pequeño en comparación con la Tierra, pero su presencia tiene un impacto significativo en varios aspectos de nuestro planeta.
Una de las peculiaridades más notables de la Luna es que presenta una "cara oculta", que permanece invisible desde la Tierra debido a su rotación sincronizada. Esto significa que la Luna tarda el mismo tiempo en dar una vuelta completa alrededor de la Tierra que en girar sobre su propio eje. Como resultado, siempre muestra la misma cara hacia nuestro planeta.
Geológicamente, la Luna es un lugar fascinante. Su superficie está marcada por vastas planicies oscuras conocidas como "mares", que no son cuerpos de agua, sino regiones de basalto solidificado. Estas áreas se formaron a partir de erupciones volcánicas hace miles de millones de años. Además, hay montañas imponentes, como los Apeninos Lunares, que se extienden a lo largo del borde de uno de los mares más grandes, el Mare Imbrium.
La Luna también alberga cráteres causados por impactos de meteoroides y asteroides a lo largo de su historia. Estos cráteres proporcionan una ventana al pasado cósmico, ya que cada uno cuenta una historia de colisiones y cambios a lo largo del tiempo. Algunos de estos cráteres han sido nombrados en honor a científicos y exploradores que han contribuido al estudio lunar.
La luz de la Luna, que nos deleita con su resplandor nocturno, es el resultado de la reflexión de la luz solar en su superficie. La cantidad de luz que vemos en la Luna depende de su posición en relación con el Sol y la Tierra. Durante las diferentes fases lunares, la cantidad de la Luna iluminada que podemos observar varía. Desde la Luna Nueva, cuando está completamente en la sombra, hasta la Luna Llena, cuando está completamente iluminada, pasando por las fases de creciente y menguante.
El fenómeno de las mareas, que afecta a los cuerpos de agua en la Tierra, es otro aspecto intrigante de la relación entre la Luna y nuestro planeta. La atracción gravitacional mutua entre la Tierra y la Luna crea un efecto de marea. Este tirón gravitacional causa una elevación en la superficie del agua, generando las mareas que experimentamos en los océanos y mares. El ciclo de las mareas está directamente vinculado a las posiciones relativas de la Tierra, la Luna y el Sol.
El impacto de la Luna en las mareas no solo es evidente en la superficie del agua; también afecta a la atmósfera terrestre. Los cambios en la presión atmosférica, conocidos como mareas atmosféricas, son inducidos por la influencia gravitacional de la Luna. Estos cambios son sutiles pero detectables y pueden influir en los patrones climáticos locales.